sábado, 20 de octubre de 2012

Escribiendo se entiende la gente


Hoy en día, escribiendo se entiende la gente  más que hablando, más que viéndose a la cara y más que agarrando el teléfono. Hoy son pocas las razones por las que decidimos agarrar un teléfono y llamar a alguien con el que hace mucho tiempo no hablamos.  Es que hasta para darte un feliz cumpleaños te mandan un mensajito de texto, un  e-mail o un PIN no un PinG (por favor, ¡no es PING!). En fin, qué difícil es comunicarnos cara a cara hoy en día.  En mi caso, vivo lejos de todos mis amigos y, si me pongo a llamarlos a todos, la cuenta de teléfono me va a salir carísima. He aquí la primera excusa para no llamar, entonces por eso siempre les ando escribiendo por algún lado: Facebook, correo electrónico, mensajitos de textos, cualquier cosa que me ahorre los centavos. Antes, en mis tiempos de caraqueña, me encantaba eso de “ay, vale, vamos a tomarnos un cafecito pa´ponernos al día”, pero sólo un cafecito y las conversaciones se extendían hasta mucho más de un cafecito. Pero ahora, imposible. Si lo quisiera hacer, me faltaría lo más importante: "EL TIEMPO". Quisiera yo tomarme un cafecito con el tiempo y decirle: “señor, por favor, ¿cómo hace uno en un mundo donde se es mamá, ama de casa, esposa y empresaria (esto último sólo de vez en cuando) para sólo sentarse a hablar boberías con alguien que no sea Francesco? Creo que el escribir hoy en día nos da ciertos poderes, nos da más fuerza hasta para decir las cosas y nos pone una cara que no tenemos. Por ejemplo, hay hombres que dicen: “sí, yo soy un galán, yo le echo los perros” a no sé cuántas mujeres y todas le dicen que lo quieren. Ahhh! En ese momento tú pones la cara con aquella expresión ¡qué! con la boca de un lado. Ay, pero ¿cómo hace? ¿Si el tipo es un huevo sin sal? Sí, y él te responde como si hubiese escuchado tu pregunta mental: “!Por messinyer es fácil! Uno dice de todo. Yo le dije a la muchacha esta, a la morenita, que si quería ser mi novia y ella me respondió con un :) lol  lovya. ¡Qué fácil! Es muy fácil: uno lo logra sólo escribiendo y escribiendo un mínimo de palabras y muñequitos.” Pero bueno, como escribiendo se entiende la gente, escribiendo también se desentiende. Aquí les traigo unas formas de desentenderte escribiendo que me han ocurrido:   
  • Terminar con alguien por mensaje de texto (risas). Sí, es horrible, inmaduro, feo, pero ahora veo hacia atrás y ¡es divertidísimo! ¡Qué bueno que lo hice (risas)! Aunque da cosita con el que recibe el mensaje, ¿no?
  • Estás en aquellos días de (SPM) en los que todo te huele “fó” y le respondes a tu jefe un e-mail como si tú fueses la jefa. Esto te cuesta  al día siguiente tener que llevar un cafecito o hasta invitarle un cachito de jamón y queso, ese de la panadería a la que tu ni vas porque es lejísimo y carísima. Pero bueno, total ése es tu jefe y hay que complacerlo, porque por allí viene el aumento. 
  • O por ejemplo, tu suegra, vale, sí ella se la da de moderna y le encanta chatear y tú estás cocinando, con  el niñito llorando y abriendo el recibo de teléfono, luz y agua al mismo tiempo, también diciéndote “ay, ¡cónchale!, quiero hacerme la manicure, tengo las uñas horribles“, viene la doña y te manda un mensajito de aquellos que tú no pasas y bueno… nada. Se dio la oportunidad de escribir eso que tenías entre ceja y ceja algo que puede romper las relaciones binacionales entre Venezuela y Brasil, por lo que queda de historia.  Sí  se lo mandas y no hay opción deshacer, se te viene a la mente la frase: "la pusiste, mi amor, y feo”. Después de esto, empieza una escribidera loca a todo un círculo de personas: mamá, comadre, esposo, para preguntarles ¿y ahora qué hago?
Allí esta la prueba que, aunque escribiendo nos entendemos, también nos desentendemos. Por eso, es mejor antes de escribir cualquier cosa detenernos un poco para pensar. La escritura nos da poder, nos hace fuertes y grandes, pero también nos da la capacidad de herir a otros y de meter la pata hasta el fondo. Éste es mi artículo de bienvenida, prometo que irán mejorando con el tiempo. ¡Hasta la próxima!