Hoy en día, escribiendo se entiende la gente
más que hablando, más que viéndose a la cara y más que agarrando el
teléfono. Hoy son pocas las razones por las que decidimos agarrar un teléfono y
llamar a alguien con el que hace mucho tiempo no hablamos. Es que hasta
para darte un feliz cumpleaños te mandan un mensajito de texto, un e-mail
o un PIN no un PinG (por favor, ¡no es PING!). En fin, qué difícil es
comunicarnos cara a cara hoy en día. En mi caso, vivo lejos de todos mis
amigos y, si me pongo a llamarlos a todos, la cuenta de teléfono me va a salir
carísima. He aquí la primera excusa para no llamar, entonces por eso siempre
les ando escribiendo por algún lado: Facebook, correo electrónico, mensajitos
de textos, cualquier cosa que me ahorre los centavos. Antes, en mis tiempos de
caraqueña, me encantaba eso de “ay, vale, vamos a tomarnos un cafecito
pa´ponernos al día”, pero sólo un cafecito y las conversaciones se extendían
hasta mucho más de un cafecito. Pero ahora, imposible. Si lo quisiera hacer, me
faltaría lo más importante: "EL TIEMPO". Quisiera
yo tomarme un cafecito con el tiempo y decirle: “señor, por favor, ¿cómo hace
uno en un mundo donde se es mamá, ama de casa, esposa y empresaria (esto último
sólo de vez en cuando) para sólo sentarse a hablar boberías con alguien que no
sea Francesco? Creo que el escribir hoy en día nos da ciertos poderes, nos da más
fuerza hasta para decir las cosas y nos pone una cara que no tenemos. Por
ejemplo, hay hombres que dicen: “sí, yo soy un galán, yo le echo los perros” a no sé cuántas
mujeres y todas le dicen que lo quieren. Ahhh! En ese momento tú pones la cara
con aquella expresión ¡qué! con la boca de un lado. Ay, pero ¿cómo hace? ¿Si el
tipo es un huevo sin sal? Sí, y él te responde como si hubiese escuchado tu
pregunta mental: “!Por messinyer es fácil! Uno dice de
todo. Yo le dije a la muchacha esta, a la morenita, que si quería ser mi novia y
ella me respondió con un :) lol lovya. ¡Qué fácil! Es muy fácil:
uno lo logra sólo escribiendo y escribiendo un mínimo de palabras y muñequitos.”
Pero bueno, como escribiendo se entiende la gente, escribiendo también se
desentiende. Aquí les traigo unas formas de desentenderte escribiendo que me
han ocurrido:
- Terminar con alguien
por mensaje de texto (risas). Sí, es horrible, inmaduro, feo, pero ahora
veo hacia atrás y ¡es divertidísimo! ¡Qué bueno que lo hice (risas)!
Aunque da cosita con el que recibe el mensaje, ¿no?
- Estás en aquellos días
de (SPM) en los que todo te huele “fó” y le respondes a tu jefe un e-mail
como si tú fueses la jefa. Esto te cuesta al día siguiente tener que
llevar un cafecito o hasta invitarle un cachito de jamón y queso, ese
de la panadería a la que tu ni vas porque es lejísimo y carísima. Pero
bueno, total ése es tu jefe y hay que complacerlo, porque por allí viene
el aumento.
- O por ejemplo, tu
suegra, vale, sí ella se la da de moderna y le encanta chatear y tú estás
cocinando, con el niñito llorando y abriendo el recibo de teléfono, luz
y agua al mismo tiempo, también diciéndote “ay, ¡cónchale!, quiero hacerme
la manicure, tengo las uñas horribles“, viene la doña y te manda un mensajito
de aquellos que tú no pasas y bueno… nada. Se dio la oportunidad de
escribir eso que tenías entre ceja y ceja algo que puede romper las
relaciones binacionales entre Venezuela y Brasil, por lo que queda de
historia. Sí se lo mandas y no hay opción deshacer, se te
viene a la mente la frase: "la pusiste, mi amor, y feo”.
Después de esto, empieza una escribidera loca a todo un círculo de
personas: mamá, comadre, esposo, para preguntarles ¿y ahora qué hago?
Allí esta la prueba que, aunque escribiendo nos entendemos, también nos
desentendemos. Por eso, es mejor antes de escribir cualquier cosa detenernos un
poco para pensar. La escritura nos da poder, nos hace fuertes y grandes, pero
también nos da la capacidad de herir a otros y de meter la pata hasta el fondo.
Éste es mi artículo de bienvenida, prometo que irán mejorando con el tiempo. ¡Hasta la próxima!